La sustitución del impuesto de ventas por uno al valor agregado (IVA) es inminente. Ambos candidatos lo favorecen, así como la mayoría de los partidos que estarán representados en la próxima Asamblea Legislativa. Por eso, debemos tener claro a qué atenernos.
El IVA constituye un aumento significativo de impuestos, ya que gravaría –a una tasa que por ahora se plantea en un 13%– la totalidad de los servicios que actualmente no pagan el impuesto de ventas. Esto encarecerá nuestro ya de por sí alto costo de vida.
Es muy probable que la introducción del IVA tenga un impacto negativo en el dinamismo de la economía. Al tener que pagar más por los servicios –con el mismo ingreso–, la gente deberá hacer sacrificios. Es decir, tendrá que consumir menos, lo cual golpeará al comercio. En Japón, un aumento en la tasa del impuesto de ventas del 5% al 8% generó una recesión en el 2014.
Precisamente por afectar la actividad económica, también es muy probable que este IVA termine recaudando menos dinero de lo esperado. Es algo que ya hemos visto con anterioridad –que el aumento en la recaudación de un paquete tributario no llene las expectativas– y es una de las razones por las que subir impuestos nunca ha resuelto –o siquiera mejorado– la situación fiscal del país.
El IVA tiene otras características que lo hacen un impuesto de cuidado: es oculto y relativamente fácil de aumentar. Al estar incluido en el precio final de los bienes y servicios, la gente no está al tanto de que está pagando impuestos cada vez que consume algo. Los contribuyentes deberían saber cuánto les cuesta mantener al Estado y el IVA disimula ese costo. Esta es una de las razones por las cuales incrementarlo no genera tanta resistencia. Por lo general, el IVA es introducido a una tasa baja y los políticos lo van aumentando paulatinamente. En Europa, la tasa promedio es del 21%. En nuestro país, no se ha creado y ya el PAC está proponiendo subirlo al 5 % o incluso al 16%.
A los políticos les encanta el IVA puesto que es una máquina de recaudar dinero. Ya que todo indica que no podremos quitarnos el tiro, lo mejor sería que lo implementáramos a una tasa reducida o que su introducción sirviera para recortar otros gravámenes que son más dañinos. Pero ese no el caso con el proyecto que se tramita en la Asamblea Legislativa. Se trata de un vulgar aumento de impuestos.
Publicado en La Nación el 12 de marzo del 2018.