La advertencia de Moody’s

Dic 10, 2018

En una de las escenas más memorables de La tormenta perfecta, tras horas de batallar contra olas monstruosas y vientos huracanados, la tripulación del Andrea Gail ve con esperanza cómo el sol despunta en el horizonte. Pero es un alivio efímero, ya que lo peor no había pasado. Pronto el cielo se cierra y la tormenta arrecia de nuevo con furia. Se trata de una analogía muy apropiada para ilustrar los acontecimientos de la semana pasada en nuestro terruño.

Tan solo un día después de que el presidente sancionara el plan fiscal y anunciara jubiloso que “ya vemos una luz al final del túnel”, la rebaja en la nota crediticia por parte de Moody’s fue un ominoso, pero necesario, recordatorio de que la tormenta de las finanzas públicas no está ni cerca de amainar. No debió tomar por sorpresa a nadie, puesto que en su comunicado del 18 de octubre la calificadora había señalado que una rebaja era posible aun con la venia del paquete fiscal.

Las mismas autoridades que hasta hace dos semanas usaban esas advertencias para presionar por su aprobación, ahora reaccionan irascibles cuestionando el rigor e incluso el profesionalismo de Moody’s. Eso no se vale –además de ser bastante imprudente–. En su lugar, debieron aprovechar para recordarle a la opinión pública que el proceso de consolidación fiscal apenas empieza y lo más difícil está por venir.

Lamentablemente, la agenda pos plan fiscal que anunció el presidente se queda corta. Hay algunas cosas que pueden ser muy positivas –ley de empleo público, evaluación de maestros, impulso en la concesión de obra–, pero brillan por su ausencia medidas contundentes que promuevan la inversión privada. Peor aún, en el horizonte se anuncia un masivo endeudamiento externo, más asistencialismo como estrategia de combate a la pobreza y el fortalecimiento de Recope como monopolio energético –con la introducción en mayo del etanol, que encarecerá el costo de los combustibles y chatarrizará a buena parte de la flota vehicular–.

Las prioridades del presidente son otras. Si Alvarado pusiera la mitad del empeño en acelerar el crecimiento, mejorar la competitividad y generar empleo como lo hace en “descarbonizar la economía”, tendríamos el potencial de dar el salto a otras ligas. Pero, como nos lo recordó Moody’s, más bien seremos muy afortunados si logramos salir enteros de la tormenta.

Publicado en La Nación el 10 de diciembre del 2018.

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