La clave de la productividad

Nov 18, 2019

El fin último de la actividad económica es satisfacer las necesidades humanas. Producimos bienes y servicios con el objetivo de contar con dinero para comprar las cosas que deseamos. Entre más produzcamos lo que otros quieren, más ricos seremos. Por tanto, el aumento de la producción por uso de insumos productivos (productividad) es clave para el desarrollo económico. 

Para producir un bien o servicio, utilizamos los llamados factores o insumos de producción: tierra, trabajo y capital. Una economía crece si aumenta la mano de obra y el capital –la cantidad de tierra es estática– o si mejora la productividad de los factores, es decir, el volumen de bienes y servicios producidos con estos recursos. La prueba empírica muestra que el incremento de la productividad es lo que explica la diferencia entre las naciones desarrolladas y en desarrollo. No extraña que el estancamiento en la productividad sea uno de los grandes lastres que enfrenta América Latina. Según la consultora McKinsey, el 72% del crecimiento económico de la región entre el 2000 y el 2016 se debió únicamente a la expansión de la fuerza laboral. 

Un estudio del economista Ricardo Monge para la Academia de Centroamérica analiza los casos exitosos de Estonia, Finlandia e Irlanda, y encuentra que el aumento de la productividad es la característica distintiva del salto que dieron para convertirse en países de ingreso alto. Las condiciones que les facilitaron esta transformación son la mejora en la capacidad de innovación local, el combate a los obstáculos al incremento de la productividad, la estabilidad macroeconómica, la apertura al comercio internacional, la promoción de la competencia, la mejora del recurso humano y el desarrollo del mercado financiero. 

La clave, señala Monge, fue que esos países adoptaron un enfoque integral a la hora de diseñar y ejecutar este conjunto de políticas. Es decir, no recurrieron a parches o a avanzar solo en unas áreas descuidando otras. Esta es quizás la principal lección para Costa Rica, dada nuestra proclividad a hacer las cosas a medias: por ejemplo, gastar una friolera en educación, pero sin mecanismos de control de calidad. 

Aumentar la productividad no es algo que desate pasiones. Pero, siendo decisiva para el desarrollo económico, cómo lograrlo es algo en que deberíamos apasionarnos. 

Publicado en La Nación el 18 de noviembre del 2019.

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