Exportando sin chimeneas

Mar 20, 2017

Jeudy Blanco, quien fuera mi vecino de infancia en Ciudad Quesada y ahora trabaja como desarrollador de software, lanzó hace poco Snaky, un videojuego “retro” de creación propia. Se trata de un proyecto independiente, pero que oficialmente lo ha convertido en un exportador de servicios. Su caso ilustra cómo Costa Rica está consolidándose como vendedor de servicios al resto del mundo. 

La semana pasada tuvo lugar en el país la sexta edición del Foro Latinoamericano y del Caribe de Outsourcing y Offshoring, organizado por el BID. El objetivo de la actividad era servir de punto de encuentro para cientos de reuniones de negocios entre pymes de servicios y empresas internacionales. Si bien participaron empresarios del hemisferio, el foro destacó las fortalezas de Costa Rica en esta industria. 

Los servicios han venido aumentando en importancia en nuestra oferta exportable, al pasar de ser un 35% de las ventas totales al extranjero en el 2000, a casi un 45% en el 2016. Si bien esto incluye al turismo, otros sectores como la informática, telecomunicaciones y transportes también han crecido en la última década y media. Además, el potencial es enorme en áreas como el turismo médico, construcción, seguros y finanzas. 

En el 2016, la consultora Tholons ubicó a San José como la undécima ciudad más atractiva en el mundo para la tercerización de servicios. Otro índice de Cushman & Wakefield destaca algunas de las ventajas comparativas del país: proximidad, mismo huso horario y afinidad cultural con EE.UU., así como la presencia de mano de obra calificada y con dominio del inglés. 

Pero también hay retos. Así como los exportadores de bienes deben lidiar con la pobre infraestructura vial y portuaria, la venta de servicios al exterior encuentra trabas como la terrible velocidad de Internet. De acuerdo con Eduardo Ramírez, de Green Lava Studios, una empresa nacional desarrolladora de videojuegos, este es el factor que más atenta contra la competitividad del sector. La semana pasada trascendió que el país cayó a la posición 116 en el ranquin global de Internet de banda ancha de la firma de telecomunicaciones Akamai. 

El país está bien posicionado para seguir la transición hacia una economía de servicios de alto valor agregado. Pero podemos facilitar este proceso con políticas bien diseñadas que enfrenten nuestras ya reconocidas falencias regulatorias, de infraestructura y educación. 

Publicado en La Nación el 20 de marzo del 2017.

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